El baúl de los libros

Sigue leyendo

jueves, mayo 26, 2005

El cuervo - Edgar Allan Poe

Hace ya varios años, estando yo en la secundaria o preparatoria, la maestra de literatura nos dijo que Poe había escrito varios cuentos y el poema El cuervo, sólo eso y nada más. En aquel entonces leí todos sus cuentos y decidí dejar El cuervo para un mejor momento. Hoy, después de tanto tiempo, me doy cuenta de dos cosas: La primera es que no había leído El cuervo, la segunda, que pasé muchos años en el error, Poe escribió muchos poemas más, varios ensayos, críticas y reseñas. ¿Cómo pudo ser que las palabras de mi maestra hayan delimitado tanto mis pensamientos?

El poema es maravilloso, primero lo leí en una traducción al español la cuál no es tan fiel, pero es bastante artística, lo siento, nunca pude saber quién es el traductor. Luego lo leí en inglés y me dejó impactado la hermosura de su escritura y el terror de la historia, minuto tras minuto de bello suspenso.

Ampliamente recomendable no sólo este poema de Poe, hay muchos muy buenos, tal es el caso de Tu alma se encontrará sola entre las cosas, El valle de la inquietud, La durmiente y, por supuesto, Leonora.

This it is, and nothing more

jueves, mayo 19, 2005

Los jefes - Mario Vargas Llosa

El primer libro de Vargas Llosa y ciertamente no el mejor (opinión de él, no mía). Consta de seis cuentos, buenos unos y no tan buenos otros escritos durante su adolescencia y juventud.

Los jefes, primer cuento de Los jefes, trata de unos estudiantes que quieren hacer una huelga pero no logran convencer a sus compañeros, quizá debido a riñas internas que tenían los mismos jefes de la huelga. Aunque a cada palabra que se lee se adivinan las que vienen, es interesante observar cómo el desarrollo de la acción se parece a las ficciones que hicimos en nuestra primera adolescencia.

El desafío es quizá el más divertido, básicamente trata de un duelo a navaja estilo West Side Story, pero en Perú, por momentos llega a ser escalofriante y el final es inesperado y divertido.

El hermano menor es un cuento aburrido que denuncia injusticias contra los indígenas, nada nuevo que aportar, por cierto.

En Día domingo, el favorito de Vargas Llosa (en sus palabras, el único rescatable), dos jóvenes incautos se desafían uno a otro por puro orgullo (y por el amor de una mujer) y están a punto de perder la vida. Hay un poco de psicología, o mucho, es quizá esto lo que lo hace rescatable.

El abuelo es verdaderamente un cuento pésimo.

Por último, Un visitante es un cuento entretenido con un final atroz, quizá no había manera de poner un buen final a la pequeña historia de traiciones entre ladrones y policías.

Tomando en cuenta que es un libro escrito durante la adolescencia, se podría comentar que el libro no es tan malo, pero alguien debería decir: "Este libro es exclusivamente para los estudiosos de Vargas Llosa que quieran entender el desarrollo de su escritura, no apto para quien quiera leer buena literatura ni para quien se quiera divertir".

viernes, mayo 13, 2005

El palacio de la Luna - Paul Auster

-¿Te gustó el libro?
-Sí, pero me lo esperaba mejor.
Esta respuesta odiosa, proveniente de las altas expectativas que se tienen puestas en un libro, fue lo primero que se me vino a la mente cuando cerré El palacio de la Luna.
Omar, un amigo exquisitoide que tengo desde hace años, me había dicho que el libro era uno de los más formados de Auster, me permito citarlo:
(…) se muestra en su proceso de convertirse en escritor. Uno de esos metatemas: de y para escritores, aunque no pierde el interés si se lee sin esto en mente.

También me dijeron que su escritura es fascinante puesto que da esquemas para que uno construya sus propias historias. En fin, puros comentarios maravillosos.

Sí me gustó, sí lo recomendaría, pero no tanto como a mí me lo recomendaron, no sea que a los demás les pase lo mismo que a mí. Este libro en particular no es de los que da esquemas para que uno construya sus propias historias, es un poquito más cerrado. Durante la historia "principal" que se cuenta, se van destapando otras pequeñas historias incrustadas de manera magistral, todas ellas son divertidas. Mucha gente ha comparado esas incrustaciones de historias con matruskas, pero no hay que confundir las obras, eso sucede en la Trilogía de Nueva York; en el Palacio de la Luna, no hay una historia dentro de otra, dentro de otra, dentro de otra, hay una principal que contiene a las otras más o menos independientes una de la otra (favor de no tomar esto de independientes de manera textual, por supuesto que se relacionan, pero no se contienen).

Para poder seguir hablando de Auster, al parecer necesito leer otros cinco libros de él, así que, mejor, aquí le paramos.

martes, mayo 10, 2005

El llamado de Cthulhu - H. P. Lovecraft

En algún momento dado tenía que leer a Lovecraft, quizá sólo por no decir que nunca lo he leído, y es que estoy seguro que hace unos quince años leí algún cuento de él en un libro de cuentistas famosos pero no tengo ningún recuerdo ni de las impresiones que me causó ni de qué se trataba.

Así es que decidí que lo mejor era volver a empezar y al parecer no había nada mejor que algo sobre Cthulhu, uno de los más grandes mitos creado por él.

Empecé a leer El llamado de Cthulhu esperando sentir algo de terror, no por nada Lovecraft es considerado uno de los grandes maestros del género. El terror no acudió a mí, en lugar de eso comencé a bostezar incontrolablemente, no podía cerrar la boca y mis ojos se llenaron de lágrimas de somnolencia. Por ahí leí que los cuentos de Lovecraft se desarrollaban en lugares y situaciones como de sueños (¿debería decir oníricos para que se oiga más pomposo?) y en ese momento comencé a comprender porqué. Tuve que abandonar la lectura tomarme dos cafés y fumarme tres cigarros desesperadamente para no quedarme dormido.

Esta mañana, después de haber dormido varias horas de la noche, retomé la lectura y pude terminar el maldito cuento (o cuento maldito) en que unos seres antiguos venidos de lugares extraterrestres hace mucho tiempo, despiertan, salen del fondo de la tierra y de los mares y se aparecen en los sueños de los más sensibles y a la vista de unos cuantos incautos.

En fin, ya leí a Lovecraft, ¿y ahora qué?

martes, mayo 03, 2005

La Habana para un infante difunto - Guillermo Cabrera Infante

Casi todas las revistas serias (¿qué es eso?) en español en sus números de marzo y abril hablaron por lo menos un poco sobre Guillermo Cabrera Infante, pero la que realmente me convenció esta vez fue Letras Libres que dedicó casi toda la revista a él, y lo hizo exageradamente bien. Salí corriendo de mi casa en busca de Tres Tristes Tigres, pero en la librería me dijeron que La Habana para un infante difunto estaba en una oferta inigualable (sólo 30 pesos = 3 USD = 2 Euros) por lo que cambié mi intención original.


La Habana para un infante difunto es uno de esos libros en los que llegando a la página 150 ó 200 se da uno cuenta de que no ha pasado nada y nada pasará en las siguientes 400, algo similar me ocurrió con El cuaderno gris. Esto a mí no me molesta, sólo advierto, como lo haría Roberto Bolaño con la Montaña mágica, no es un libro apto para desesperados.


Aparte del hecho de que no pase nada, encontré algunas otras similitudes con El cuaderno gris:
Pla está obsesionado con la literatura, G. Caín con el sexo.
El cuaderno gris es un diario en el que se hace un recuento de los días, en La Habana para un infante difunto se hace un recuento de los días a manera de recuerdo (aunque sin un orden específico).
Existe una desesperante cercanía al mar.
Exagerado localismo, el lugar en el que transcurren los libros se convierte en el único universo posible.

Al ir pasando las hojas, lo que parecía un libro ligero va llenando todo de melancolía, poco a poco, sin ninguna percepción evidente mientras se lee, uno va quedando entrampado en la historia en la que no pasa nada y, sin embargo, sentimentalmente pasa todo, maravillosa manera de tocar el corazón.